EL ESTRÉS: Nuestro cuerpo habla

Ya muchos amigos, conocidos, familiares y demás personas a mi alrededor, hablan abiertamente de lo molesto que es para ellos cuando se sienten enfermos y muchos profesionales de la salud, ya sea por descarte u otra razón, le asignan la responsabilidad de su dolencia al estrés, y por lo general la pregunta que terminan haciéndome es ¿cómo se supone que deje de sentir lo que siento? “Yo no lo controlo”, respuesta en la que hay cierto aire de frustración.

Pese a todo lo anterior sigo respondiendo a esa pregunta lo siguiente: – Lo que se supone que debe hacer es tomar decisiones – el estrés sí genera enfermedad física y dista mucho de ser negativo para nosotros, al contrario, el estrés es adaptativo, aunque no se sienta muy bien, nos permite vivir con éxito experiencias de cambios, situaciones que pueden ser de crisis y/o emergencias.

Quién habló en primer lugar del término fue el doctor Hans Selye (1950), el cual se dio cuenta de un patrón de síntomas en pacientes con enfermedades completamente diferentes entre sí, ese patrón son los actuales signos que conocemos cómo estrés reflejados en el cuerpo y Selye lo llamó “el Síndrome de Adaptación General” (SAG), que hace referencia a la respuesta que nuestro cuerpo da ante una situación de estrés; para entender mejor el SAG, por favor miremos el siguiente video:

  1. Fase de alarma:

Cuando percibimos una posible situación de estrés (para saber cuáles situaciones producen estrés, puede leer el siguiente artículo: (https://www.gapconsulting.com.co/el-popular-estres/) nuestro cuerpo desarrolla variadas alteraciones de orden fisiológico y psicológico (ansiedad, inquietud, incertidumbre, miedo, etc.) que lo preparan para enfrentarse a la situación estresante.

En ésta fase, la sensación de alarma genera estimulación en nuestras glándulas potuitarias y suprarrenales para que descargan las hormonas que movilizan las defensas del organismo.

Nuestro cuerpo entonces libera Epinefrina y/o adrenalina, que generan cambios en el funcionamiento cómo aumento de frecuencia cardiaca, aumento de presión sanguínea, aumento en el ritmo de respiración, aumento de la fuerza, aumento de la liberación de azúcar en el hígado (combustible para los músculos), etc.

Adicional, nuestro organismo también libera cortisol, lo que genera reducción de dolor e inflamación causados por posibles lesiones ante la reacción de emergencia, también ayuda a regular el sistema inmune.

El que aparezcan algunos síntomas, depende de sí la experiencia que la persona vive es considerada como un estresor, es decir: puede que cierto sonido recurrente en mi lugar de trabajo sea un estímulo que me estese, pero puede que algún compañero no se sienta estresado por el mismo ruido, sin embargo el mismo compañero se puede estresar ante una discusión acalorada con su novia; es así como el grado de amenaza percibido, el grado de control sobre el estímulo (yo controlo el ruido recurrente, sí es un dispositivo que puedo apagar o prender a mi antojo por ejemplo) y/o la presencia de otros estímulos ambientales que influyen sobre la situación estresora, pueden determinar la aparición de algunos síntomas.

Esos factores se pueden unir por ejemplo, sí mi compañero tiene la acalorada discusión con su novia, en el lugar de trabajo y adicional con el ruido recurrente, puede que la unión de todos esos estímulos lo estresen aún más, adicional, puede suceder que el sólo ruido recurrente no le generaba estrés, sin embargo, eso sumado a la discusión acalorada, puede generar más síntomas que la discusión por sí sola.

  1. Fase de resistencia:

Es aquí donde nuestro cuerpo se adapta a la situación estresante. En la resistencia se desarrollan un conjunto de procesos fisiológicos, cognitivos, emocionales y comportamentales destinados a que vivamos la situación de estrés de la forma menos perjudicial posible. En caso de haber adaptación, ésta no está excluida de consecuencias o efectos secundarios, cómo por ejemplo: disminución de la resistencia general del organismo, disminución del rendimiento de la persona, menor tolerancia a la frustración o presencia de trastornos fisiológicos más o menos permanentes y también de carácter psicosomático.

La aparición de consecuencias depende ampliamente de la duración de la situación estresante en la vida de la persona, pues en fase de resistencia continua la secreción de las sustancias ya mencionadas: cortisol y epinefrina, pues el cuerpo debe contrarrestar la sensación generada por los estresores que siguen haciendo efecto en su vida, sin embargo, ante la aparición de otras situaciones estresoras, la respuesta de nuestro cuerpo se hace débil.

Todo lo que hemos descrito, la segregación de sustancias y cambios en el cuerpo para volvernos adaptativos, ante una situación estresora es de gran ayuda cuando esas respuestas del organismo son usadas, sin embargo, cuándo NO (la situación no supone una emergencia real, no implica una reacción inmediata, la situación es fruto de una paranoia, etc.) todas las reacciones del cuerpo pueden causar daños y enfermedad, consecuencias cómo:

La presión sanguínea se eleva constantemente, al igual que la frecuencia cardiaca, aumenta el azúcar en la sangre, por lo que los niveles de aquello que necesitamos para vivir nuestro día a día son irregulares, el sistema inmune se suprime, lo que quiere decir que puedo contraer con mayor facilidad algunas enfermedades, etc.

Aún así, pese a las consecuencias, nosotros y nuestro cuerpo, podemos ser funcionales durante un tiempo: semanas, meses o años, todo depende de lo que el cuerpo necesite para vivir la experiencia estresora, sin embargo ante una exposición continua a una situación, es decir un proceso de cambio, la resistencia falla hasta llegar a:

  1. Fase de agotamiento.

Si la fase de resistencia no es suficiente para que la persona se adapte a la situación estresora, entramos en la fase de agotamiento donde los trastornos psicológicos, psicosociales y/o las enfermedades físicas tienden a ser crónicos o irreversibles.

El ésta fase las personas acortan su longevidad y por ende son más propensas a muerte prematura, todo porque el organismo no soporta durante tanto tiempo elevadas tasas metabólicas y tiene límites, es así como las funciones del cuerpo se deterioran; los transtornos y/o enfermedades varían dependiendo de la persona, de qué partes de su cuerpo estén más fortalecidas, entonces las menos fuertes son las primeras en enfermar, por nombrar algunas cosas que pueden pasar:

  • El corazón y el sistema circulatorio: enfermedades cardiacas, infartos, ACVs (Accidentes Cerebro Vasculares), etc.
  • Liberación de azúcar del hígado: enfermedades como diabetes.
  • Problemas de espalda, cervicales, cuello, etc. por la tensión en los músculos.
  • Sistema inmune suprimido (a raíz de la liberación y acumulación de cortisol): desarrollo y/o contagio de cualquier cantidad de enfermedades, en especial infecciones, pues nuestra regeneración celular está al mínimo posible, adicional, cómo no se renuevan las mucosas de mi sistema digestivo, puedo sufrir de gastritis, reflujo y otros problemas digestivos.
  • Trastornos: Depresión, ansiedad, paranoia, psicosis, Shock, agresividad, personalidades múltiples, etc.

Adicional, cuando el estrés se prolonga, es posible que se acabe la dopamina o que el cuerpo no segregue la suficiente cantidad que necesita, lo que puede resultar en seguidos y/o fuertes dolores de cabeza, depresión, irritabilidad y/o falta de sueño.

Cuando el estrés te lleva a una fase tal de agotamiento y sigues ahí, se le llama estrés CRONICO y sí puede derivar en la muerte.

Todo lo anterior es importante a la hora de tomar decisiones, pues por lo general, en algunas situaciones que nos causan estrés tenemos cierta libertad para tomar decisiones, cambiar algo en ellas, salir de ellas, aprender algo nuevo, etc.

Por lo tanto, recuerde que el hecho de mencionar la innumerable cantidad de consecuencias ante vivir el estrés prolongado, NO quiere decir que el estrés sea malo, simplemente nos invita a ser responsables con cada parte de nuestro cuerpo, nos invita a evaluarnos constantemente al vivir un proceso de cambio y a tomar decisiones de vida que nos permitan aumentar su calidad.

El estrés nos ayuda a adaptarnos y vivir con éxito algunas situaciones, y es justo por eso que debemos aprender a usarlo a nuestro favor.

“Cómo elegir sí no experimento lo que se siente vivir las otras opciones”

Te invitamos a que te arriesgues sin olvidar el amor con el que debes mirarte al tomar una decisión.

«No es el estrés lo que nos mata, es nuestra reacción al mismo» Hans Selye

Para mayor información, dejamos el siguiente video a su disposición:

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