Estrés Laboral

Antecedentes históricos del estrés
El concepto de estrés se remonta a la década de 1930, cuando un joven austriaco de 20 años de edad, estudiante de segundo año de la carrera de Medicina en la Universidad de Praga, Hans Selye, hijo del cirujano austriaco Hugo Selye, observó que todos los enfermos
a quienes estudiaba, indistintamente de la enfermedad que padecían, presentaban síntomas comunes y
generales: cansancio, pérdida del apetito, baja de peso, astenia, etc. Esto llamó mucho la atención de Selye, quien lo denominó el “Síndrome de estar enfermo”. Hans Selye se graduó como médico y posteriormente
realizó un Doctorado en Química Orgánica en su universidad. Con una beca de la Fundación Rockefeller se trasladó a la Universidad John Hopkins, en Baltimore, EE.UU., para realizar un postdoctorado cuya segunda mitad la efectuó en Montreal, Canadá, en la Escuela de Medicina de la Universidad McGill.
Aquí desarrolló sus famosos experimentos del ejercicio físico extenuante, con ratas de laboratorio con las que comprobó la elevación de las hormonas suprarrenales (ACTH, adrenalina y noradrenalina), la atrofia del
Sistema Linfático y la presencia de úlceras gástricas.
Al conjunto de estas alteraciones orgánicas, el Doctor Selye las denominó “estrés biológico”. Consideró entonces que varias enfermedades desconocidas como las cardiacas, la hipertensión arterial y los trastornos

emocionales o mentales no eran sino la resultante de cambios fisiológicos debidos a un prolongado estrés en los órganos de choque mencionados y que estas
alteraciones podrían estar predeterminadas genética o constitucionalmente.
Sin embargo, al continuar con sus investigaciones, descubrió, que no solamente los agentes físicos nocivos actuando directamente sobre el organismo animal son
productores de estrés, sino que, además, en el caso del ser humano, las demandas de carácter social y las amenazas del entorno del individuo que requieren de capacidad de adaptación provocan el trastorno del estrés. A partir de ahí, el estrés ha involucrado en su estudio la participación de varias disciplinas
médicas, biológicas y psicológicas, con la aplicación de tecnologías diversas y avanzadas.
Concepto de estrés Hay varias definiciones para el término estrés. 

Aquí se tienen algunas:
Ortega Villalobos (1999), indica que hace más de medio siglo, Hans Selye (1956) definió el estrés ante la Organización Mundial de la Salud, como: “la respuesta no específica del organismo a cualquier demanda del exterior” y “el estado que se produce por un síndrome
específico que consiste en todos los cambios no específicos que se inducen dentro de un sistema fisiológico”.

El término, proveniente del idioma inglés, ha sido incorporado rápidamente a todos los idiomas; la idea, el nombre y el concepto se han alojado fácilmente en la conciencia popular.
Por su parte, el Dr. Julián Melgosa (1997), define el estrés como “La reacción que tiene el organismo ante cualquier demanda, es un estado de fuerte tensión psicológica, es la preparación para el ataque o huida, además tiene dos componentes: los agentes estresantes o estresores, que son las circunstancias del entorno que lo producen y las respuestas al estrés, que son las reacciones del individuo ante los mencionados
agentes“.
Además, Guerrero Barona (1999) expone otras
definiciones:
El estrés se origina a partir de estímulos físicos y sociales que someten a las personas a demandas que no pueden satisfacer de forma adecuada al tiempo que perciben las necesidades de satisfacerla. Se produce
entonces un desajuste entre demandas ambientales y recursos disponibles.
Lazarus y Folkman (1984) definen el estrés como conjunto de relaciones particulares entre la persona y la situación, siendo la situación valorada como algo que grava o excede sus propios recursos y pone en peligro su bienestar personal. Enfatizan los factores
psicológicos o cognitivos y el proceso de evaluación.
El estrés es un fenómeno complejo que implica estímulos, respuestas y procesos psicológicos que median entre ambos, supone un estado del organismo caracterizado por el sobreesfuerzo, es un proceso dinámico que involucra diferentes variables que funcionan a diferentes niveles e interaccionan entre sí:
agentes internos y externos, procesos de evaluación cognitiva, estrategias de afrontamiento, respuestas psicológicas y fisiológicas (reacción de estrés), variables
moduladoras asociadas a elementos predisposicionales (tipo de personalidad) y elementos demográficos (sexo, edad.)

Fisiopatología del estrés En la descripción de la enfermedad, a la que Selye  llamó “Síndrome de adaptación general” (1956), según
lo señala Ortega Villalobos (1999), se identifican
por lo menos las siguientes tres fases en el modo de producción del estrés:
Reacción de alarma El organismo, amenazado por las circunstancias, se altera fisiológicamente por la activación de una
serie de glándulas, especialmente en el hipotálamo y la hipófisis, ubicada en la parte inferior del cerebro, y por las glándulas suprarrenales localizadas sobre los riñones en la zona posterior de la cavidad abdominal.
El cerebro, al detectar la amenaza o riesgo, estimula al hipotálamo, que produce “factores liberadores”, los cuales constituyen substancias específicas que actúan como mensajeros para zonas corporales también
específicas. Una de estas substancias es la hormona denominada A.C.T.H. (Adrenal Córtico Trópica Hormone) que funciona como un mensajero fisiológico que viaja por el torrente sanguíneo hasta la corteza de la glándula
suprarrenal ,que, bajo el influjo de tal mensaje, produce la cortisona u otras hormonas llamadas corticoides.
A su vez, otro mensaje que viaja por la vía nerviosa desde el hipotálamo hasta la médula suprarrenal, activa la secreción de adrenalina, estas hormonas son las responsables de las reacciones orgánicas en toda la economía corporal.

Estado de resistencia 

Cuando un individuo es sometido en forma prolongada a la amenaza de agentes lesivos físicos, químicos, biológicos o sociales, el organismo, si bien prosigue su adaptación a dichas demandas de manera progresiva, puede ocurrir que disminuyan sus capacidades de respuesta debido a la fatiga que se produce en las glándulas del estrés. Durante esta fase, suele ocurrir un equilibrio dinámico u homeostasis entre el medio ambiente interno y externo del individuo.

Así, si el organismo tiene la capacidad para resistir mucho tiempo, no hay problema alguno; en caso contrario, sin duda avanzará a la fase siguiente.

Fase de agotamiento

La disminución progresiva del organismo frente a una situación de estrés prolongado conduce a un estado de gran deterioro, con pérdida importante de las capacidades fisiológicas; con ello sobreviene la fase
de agotamiento, en la cual, el sujeto suele sucumbir ante las demandas, pues se reducen al mínimo sus capacidades de adaptación e interrelación con el medio.
Guerrero Barona (1999), menciona que existen
algunas teorías complementarias que refuerzan un poco más el entendimiento sobre el tema, las cuales pueden ser agrupadas en tres bloques, según se considere el estrés como una respuesta, como un estímulo, o como un proceso interactivo entre la persona y el medio. Teorías basadas en la respuesta
Según Selye (1956), ocurre estrés cuando existe
una alteración en el equilibrio del organismo causada por la acción de un agente externo o interno, y el organismo reacciona ante esto de forma extraordinaria para restaurar dicho equilibrio. Esta respuesta de estrés está constituida por un mecanismo tripartito que
se denomina SGA (Síndrome General de Adaptación) que incluye tres etapas: reacción de alarma, etapa de resistencia y etapa de agotamiento.
Esta teoría presenta algunas limitaciones. Por una parte, no es operativa ni está formulada de manera científica; y por otra, define el estresor de manera redundante y circular, esto es, el estresor es un estímulo que produce estrés.
De acuerdo con esta teoría, el estrés se produce cuando ocurre una alteración en el equilibrio interno del organismo y éste reacciona de forma extraordinaria realizando un esfuerzo para contrarrestar el desequilibrio.
La respuesta de estrés es por tanto extraordinaria, fundamentalmente a nivel fisiológico, implicando un 

esfuerzo y produciendo una sensación subjetiva de tensión ante cualquier demanda. Así, ante la presencia de estímulos intensos o de duración prolongada, se producirá una hiperactividad homeostática que se traducirá en cambios fisiológicos (elevación de la tasa cardíaca, descargas hormonales, etc.)
En manuales y tratados de psicología es frecuente encontrar el concepto de estrés positivo o estrés, entendido como una respuesta de adaptación ante situaciones amenazantes, necesaria para adaptarse adecuadamente a requisitos vitales (punto de vista coincidente con el de Selye). Como contrapartida, se utiliza el término distrés o estrés negativo para referirse al fracaso de la adaptación anteriormente comentada,
el distrés va unido a sentimientos de frustración, inseguridad, y desesperanza.
Teorías basadas en el estímulo Como lo indica Guerrero Barona (1999), en contraste con las teorías centradas en las respuestas, el estrés se
explica aludiendo a los estímulos ambientales externos al sujeto o estresores, y se interpreta que éstos perturban o alteran el funcionamiento del organismo, donde se distinguen dos tipos principales de estresores:
Psicosociales: son situaciones que no causan
directamente la respuesta de estrés, sino que se convierten en estresores mediante la interpretación cognitiva o del significado que la persona le asigna.
Biológicos: son estímulos que se convierten en
estresores por su capacidad para producir cambios bioquímicos o eléctricos en el organismo que facilitan por sí mismos la respuesta de estrés, por ejemplo, exponerse a ruido intenso, tomar una taza de café, etc.
El problema que presenta esta teoría es la delimitación de las situaciones que pueden ser consideradas estresantes, una situación puede ser muy estresante para una persona pero muy poco o nada para otra.
La teoría basada en el estímulo se sitúa dentro de la perspectiva que en psicopatología se conoce con el nombre de Enfoque Psicosocial o de los Sucesos Vitales y ha tenido gran influencia en las últimas décadas.

Tomado de : Hidrogénesis Vol.8. N°2. 2010

Autor: Lic. Juan Manuel Sánchez

Año: 2010

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